El Neorepublicanismo Político es una doctrina filosófica inspirada en el pensamiento republicano que se materializó en la “Res Publica” romana y las repúblicas italianas del Renacimiento, partiendo de la idea del Gobierno mixto de Aristóteles, más allá de defender una legitimidad democrática para el Jefe del Estado, llegó a inspirar el sistema político de los Estados Unidos y está considerada una postura intermedia entre el liberalismo y el comunitarismo. Se articula en torno a varios ejes: la libertad como no-dominación, la virtud cívica y la participación y el equilibrio de poderes. Así mismo cuenta con su propia Teoría de la Justicia.
LIBERTAD COMO NO-DOMINACIÓN
El principio de Libertad como No-dominación sería uno de los ejes entorno a los cuales se articularía la teoría neorepublicana. Mientras que el liberalismo basa su concepto de libertad en la No Interferencia y la denominada doctrina democrática en la autonomía, el Neorepublicanismo lo hace en la no-Dominación, planteándola como un objetivo y no como una restricción. Pero esta libertad requiere “la participación activa de los ciudadanos en las decisiones sobre la vida colectiva” (Ovejero, 2009), estableciendo una democracia deliberativa que permita a los ciudadanos tomar parte en la toma de decisiones más allá de votar en unas elecciones.
VIRTUD CÍVICA Y PARTICIPACIÓN
La Virtud cívica es la actitud que cada ciudadano debe tener para ejercer como tal dentro de una democracia deliberativa, “ser buen ciudadano implica posponer e incluso renunciar a la satisfacción de los deseos, así como a la obtención de beneficios particulares, atendiendo a consideraciones del interés o bien público” (Peña, 2009), pero sobretodo implica participar porque solo podrán ser libres en la medida en que como ciudadanos participen en la toma de decisiones. La virtud cívica es una virtud pública que no establece como debe cada uno vivir su vida privada, sino como debe ejercer su vida pública desde la “prudencia, la participación, la solidaridad, la justicia, la responsabilidad por lo público y el valor cívico.”(Peña, 2009).
La virtud cívica no puede imponerse, sino que deben establecerse los medios que permitan su desarrollo. Desde la educación se debe ayudar a que los alumnos sean ciudadanos críticos que reflexionen y deliberen dentro de su participación en la vida pública.
EQUILIBRIO DE PODERES
Ya que la separación de poderes es imposible, hace falta un sistema de pesos y contrapesos que garanticen un equilibrio entre los poderes públicos estableciendo de forma clara las funciones de cada uno, con el fin de evitar la concentración del poder en manos de unos pocos.
TEORÍA DE LA JUSTICIA REPUBLICANA
La Teoría de la Justicia Republicana se articula en torno a 5 pilares: los derechos distribuidos son sustituidos por los bienes sociales; la igualdad pensada, no en las pertenencias materiales, sino en la práctica y en las posiciones sociales; el modelo de justicia debe ser el reflejo de los bienes sociales existentes en la sociedad civil; anulación de la incongruencia liberal de someter el interés público al individual; la justicia es una construcción humana que refleja su particularidad.
BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES DE INTERNET
CORDERO, J.A. Socialdemocracia Republicana. Montesinos. España. 2008
MORANTE, J.J. “¿Deben ser los niños educados para ser Ciudadanos?”
MORANTE, J.J. “Individuo y Comunidad”
OVEJERO, F. “Dos Democracias, Distintos Valores” en J. Rubio Carracedo, J.M. Rosales y M. Toscano Méndez (dirs.), “Democracia, Ciudadanía y Educación”. AKAL. Móstoles. 2009. Págs. 55-98.
PEÑA, J. “El Retorno de la Virtud Cívica” en J. Rubio Carracedo, J.M. Rosales y M. Toscano Méndez (dirs.), “Democracia, Ciudadanía y Educación”. AKAL. Móstoles. 2009. Págs. 99-128.
PEÑA, J. “Modelos de Ciudadanía: El Modelo Republicano” en A. Arteta, E. García Guitián y Ramón Máiz (Eds.), “Teoría Política: poder, moral y democracia”. Alianza Editorial. Madrid. 2003. Págs. 240-245.
ZAPATA-BARRERO, R. “El Modelo Republicano de Justicia” en A. Arteta, E. García Guitián y Ramón Máiz (Eds.), “Teoría Política: poder, moral y democracia”. Alianza Editorial. Madrid. 2003. Págs.149-164.
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