A continuación pongo a disposición de quien le interese el resumen del debate que se realizó sobre "Participación Política y Medios de Comunicación":
En el contexto de las democracias mediáticas actuales, llamadas así por por el importante papel que juegan en ellas los medios de comunicación, Javier Redondo planteó una reflexión sobre la incidencia de las nuevas tecnologías, especialmente de Internet, en la participación política.
La opinión generalmente extendida es que favorecen la participación política, pero habría que matizar esta afirmación, porque en muchas ocasiones el tipo de participación que se propicia es poco reflexiva y, por tanto, en realidad no puede considerarse como tal.La aparición de Internet en la vida política ha tenido varias consecuencias. La primera es que, como son los jóvenes los que más usan la red, la juventud y la imagen se han convertido en un valor en alza en detrimento de la madurez y de la experiencia. La segunda es que Internet se convierte a menudo en un contrapoder. La tercera es que los ciudadanos, sometidos a una superabundancia de información, viven en la inmediatez e, incapaces de profundizar en la avalancha de información que reciben para formarse una opinión propia, supeditan su opinión a la del medio de comunicación con el que se identifican. La reflexión se debilita. Además, los medios de comunicación digitales siguen supeditados a los tradicionales y estos dirigen a los internautas al vídeo político o fenómeno web del que se han hecho eco. En Internet la participación se limita a menudo a votar sí o no en una encuesta.
Todo ello supone participación política en un cierto sentido, pero, en la opinión de autores como Giovanni Sartori, la verdadera participación ha de reunir tres características: competencia (es decir, responsabilidad), conocimiento (opinar de lo que sabemos) y racionalidad (basarse en hechos y no en prejuicios; tener una visión altruista y de futuro y no sólo en función de los propios intereses).
Respecto a la cuestión de si el aumento de participación favorece necesariamente la democracia, Javier Redondo se pronuncia en contra, frente a lo que piensan los defensores de cualquier tipo de participación, porque muchas veces polariza emocionalmente a los ciudadanos y fragmenta la sociedad. Ejemplo de ello es la polarización del electorado entre PP y PSOE en la pasada legislatura. En este contexto, la sociedad reacciona con sentido común y nacen partidos como Ciudadanos y UpyD que representan precisamente el matiz: no todo es blanco o negro, hay grises y posturas intermedias de racionalidad y reflexión.
Por otro lado, conviene plantearse qué tipo de democracia se quiere favorecer, la deliberativa o la representativa. Javier Redondo es partidario de la representativa y, para favorecer este tipo de democracia, cierto nivel de apatía es necesario porque la movilización política que produce el exceso de participación convierte la política en una actividad centrada en lo emocional: el triunfo, la derrota, el atractivo personal puede tener más peso que las ideas y la razón.
Los efectos que está teniendo el uso de las nuevas tecnologías en la vida política pueden resumirse en: reduccionismo numérico (cuenta más el número que la cualidad, lo que conduce al relativismo), trivialización de los asuntos públicos (producto de la confusión de lo público y lo privado) y, sobre todo, la política como entretenimiento (se debilitan las fronteras entre información y entretenimiento).
En conclusión, las nuevas tecnologías favorecen la participación, pero si esta no es responsable y de calidad, no puede considerarse verdaderamente tal.
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