En el Referéndum del Reino Unido celebrado ayer,
también llamado Brexit, el 51,9 de los británicos ha votado por decir adiós a
la Unión Europea (UE) frente a un 48,1 que apostó por seguir en la Unión Europea. Sin
embargo los resultados en Escocia e Irlanda del Norte, donde ganó la
permanencia por amplia mayoría, podrían reforzar los deseos de separarse del Reino Unido de estos
territorios para seguir formando parte de la Unión Europea.
Imagen procedente de www.telegraph.co.uk
Aunque la salida del Reino Unido de la UE
pasará por un proceso que durará al menos dos años (entre negociaciones y formalización de la salida), los resultados arrojan una
serie de consecuencias políticas: la dimisión de David Cameron y se abre su
sucesión en el Partido Conservador y como Primer Ministro; refuerzo de los
nacionalistas irlandeses y escoceses; debilitamiento del liderazgo de Jeremy
Corbyn al frente de los laboristas; el futuro incierto de Gibraltar.
La primera víctima política que
se ha cobrado el Brexit sería él hasta ahora primer ministro David Cameron.
Cameron impulsó el referéndum para chantajear a la Unión Europea y conseguir
bazas electorales frente al crecimiento de los eurófobos y xenófobos del UKIP,
amenazó con apoyar la salida si no se aceptaban sus peticiones y cuando
consiguió lo que quería lideró la campaña por la permanencia. El tiro le salió
por la culata, ha ganado salir de la Unión Europea y él se ha visto forzado a
dimitir.
En Escocia e Irlanda del Norte
seguir en la Unión Europea ganó por un 62% y 55,7% respectivamente. En Escocia
esto supone un impulso a las aspiraciones de los nacionalistas escoceses de
pedir un nuevo referéndum sobre su independencia del Reino Unido, ya que en la
campaña del anterior fue muy recurrente la utilización de que si salían del
Reino Unido salían de la Unión Europea apelando al espíritu europeísta de
Escocia. Para el caso de Irlanda del Norte esta situación favorece a los
partidarios de la reunificación con la República de Irlanda ya que, una vez se
materialice la salida del Reino Unido, para seguir siendo parte de la Unión
Europea les queda la posibilidad de que la Isla Esmeralda se reunifique.
Jeremy Corbyn, líder de los laboristas
británicos, ha apoyado también la permanencia del Reino Unido en la UE. Para los
poderosos enemigos internos de Corbyn (salió elegido gracias a las bases del
Partido Laborista y de los sindicatos de trabajadores pero con el rechazo de la
mayoría de cargos políticos) esto supone un arma arrojadiza para echarle, lo
que ya vendrían maquinando desde que salió elegido.
En el caso de Gibraltar, la colonia británica, votó un 96% a favor de seguir en la Unión Europea. Este
pequeño territorio británico al sur de España depende económicamente de dos
factores: la libertad de capitales y el comercio con la zona española del Campo
de Gibraltar. La ambigüedad de Gibraltar entre colonia británica y parte de la
Unión Europea le ha permitido un desarrollo económico gracias a su condición de
paraíso fiscal. Por otro lado está el hecho de que las empresas del Peñón se nutren
de trabajadores españoles de las zonas próximas y que muchos habitantes del
Campo de Gibraltar hacen sus compras allí por sus precios más baratos (por
estar libres de impuestos).
Por otro parte, esto tendrá
consecuencias políticas tanto positivas como negativas para la Unión Europea. Negativas: la salida
del Reino Unido, además de la pérdida económica que supone reforzaría a los eurófobos
que buscan la destrucción de la Unión Europea; aparte de perder un importante impulsor del Mercado Interior. Mirando el lado positivo, supone
desembarazarse del “Perro del Hortelano” de la Unión Europea ya que siempre ha
tratado de bloquear cualquier avance que acercase más la Unión Política.
Por ello, Adiós Reino Unido, bienvenidos Escocia e Irlanda del Norte.
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