El pasado fin de semana tuvo lugar el 38º Congreso del PSOE, en el que renovaban la dirección del partido y se marcarían las líneas ideológicas del PSOE para los próximos 3 años.
La elección del Secretario General del PSOE es una elección indirecta en segundo grado porque los militantes del PSOE no eligieron a los delegados del Congreso del PSOE, eligieron unos delegados de un “congresillo” provincial que fue el que eligió a los delegados.
Aparte de ese segundo grado en la elección de Secretario General, existen otras barreras que dificultan una mayor pluralidad y democracia interna en el PSOE: en esos “congresillos” provinciales cuando existen 3 o más candidaturas, la lista más votada (independiente de los votos obtenidos) se llevaba la mayoría absoluta de los delegados; otro factor es que para presentar una candidatura a la Secretaría General se exigía el aval del 20% de los delegados del Congreso.
Estos hechos propiciaron que solo hubiese solo dos candidaturas a la Secretaría General: la de Alfredo Pérez Rubalcaba y la de Carmen Chacón. Ninguna de las dos era representante de la refundación que necesita el PSOE porque ambos encarnan el PSOE que ha perdido la credibilidad ante los ciudadanos.
Sin embargo, la mayoría de delegados del PSOE optó por la candidatura menos rupturista y más conservadora, la del heredero del felipismo, Rubalcaba, con lo que no ayuda a que este partido pueda recuperar la credibilidad pérdida en los últimos años del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y por lo que fueron castigados en dos elecciones en 2011: las municipales y autonómicas de mayo y en las generales de noviembre.