Hace doscientos años nació la Pepa, concebida en Puerto Real, pero nacida en Cádiz. Fue la primera Constitución Española y la tercera constitución escrita del mundo, aunque su vigencia duró poco, en cuanto terminó la Guerra de la Independencia al volver Fernando VII la anuló para restaurar el absolutismo. Tras el alzamiento de Riego en 1820 estuvo tres años en vigor pero esta vez Fernando VII necesitó la ayuda de cien mil franceses (los cien mil hijos de San Luis) para terminar con ella. Influyó en otras constituciones europeas y de America Latina.
Desde nuestro tiempo puede resultar conservadora entre otras cosas porque el sufragio era censitario, la elección de las Cortes era indirecta en tercer grado, el poder ejecutivo residía en el Rey que participaba en la elaboración de las leyes con las Cortes y su carácter confesional.
Supuso un hito en nuestro país porque establecía derechos y libertades, como el derecho a la justicia o la libertad de prensa, prohibía el uso de la tortura, decretó la disolución de la inquisición, establecía una cierta separación de poderes, además de que la Soberanía Nacional residía en Las Cortes y no en el Rey, lo que marcaba unas grandes diferencias con respecto al Antiguo Régimen.
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