El programa más conocido de la
Unión Europea (UE), Erasmus (EuRopean Community Action Scheme for the Mobility
of University Students), que fue impulsado por el excomisario Manuel Marín en
1987 con el apoyo de François Miterrand y Felipe González, dos años después de
la entrada de España en la UE, permite que cada año cientos de miles de
estudiantes puedan mejorar su formación realizando un periodo de la misma en
otro país de la UE.
Imagen procedente de csmmurcia.com
Un programa en el que España, según
datos de la Comisión Europea, fue el principal emisor con 39.249 estudiantes
que realizaron esa estancia de formación y también el principal receptor,
acogiendo a 40.202 de otros Estados miembros en el periodo 2013-2014.
Cuando yo estudiaba Ciencias
Políticas, en la Universidad Autónoma de Madrid, decidí solicitar para el
2007-2008 una beca Erasmus con el objetivo de hacer un año de mi carrera en la
Università degli Studi di Torino (Turín, Italia), una experiencia que me
permitió tener una visión distinta de mis estudios, desarrollarme
personalmente, abrir más mi mente, aprender una lengua diferente y que el
sentimiento europeo anidase en mi interior.
Me permitió ampliar mi visión
sobre la disciplina de las Ciencias Políticas porque en la Universidad degli
Studi di Torino tuve la ocasión de recibir clases de profesores como Luigi
Bonanate, Egidio Dansero o Lucio Levi y de leer libros de Norberto Bobbio como
“Il futuro della democrazia”.
Al vivir un año de mi vida en una
ciudad distinta me permitió desarrollarme personalmente por diferentes
aspectos: al enfrentarme a una situación distinta, de vivir con mis padres a
hacerlo en un piso con otros estudiantes; al aprovechar cada día para conocer
mejor la ciudad en la estaba viviendo y algún fin de semana escaparme para
conocer otras ciudades italianas como Pisa, Bolonia o Génova; resolviendo problemas,
como por ejemplo como sobrevivir con mis ahorros y gestionando mis gastos; y haciendo amigos de
diferentes nacionalidades.
Además de con las típicas clases
de italiano para los extranjeros, aprendí la lengua del país en el día a día,
visitando sitios, haciendo gestiones, comprando, con su cultura, hablando con
la gente de allí y viendo los diferentes canales de televisión italianos, y en cada
clase aprendí vocabulario técnico de mi disciplina universitaria.
Y la combinación de todo ello, al
conectar con otras culturas europeas y conectar con aquello que nos une me
haría consciente de mi identidad europea.
Erasmus supone para España un
enriquecimiento intelectual de los estudiantes que envía y sus
universidades con una mayor diversidad cultural y potencia un turismo
universitario, ya que además del turismo de los propios erasmus estarían las
visitas de familiares y amigos a los estudiantes erasmus.
Por todo ello considero que el
Programa Erasmus, aunque hay aspectos que deben mejorar como las becas y la
convalidación de asignaturas, es beneficioso tanto para los estudiantes como
para España.
¿Qué opinas de este post? Por favor, deja tu opinión mediante un comentario y si te gusta te agradecería que le dieses difusión en Facebook, Twitter o Google+
0 comentarios:
Publicar un comentario